Con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén los católicos celebramos una fiesta que tradicionalmente ha sido de multitudes, de apretujones, de gente haciendo calle de honor, de gritos a todo pulmón, de saludos y vivas, de cantos y de alegría.
Este año, los frailes dominicos de la Provincia San Luís Bertrán de Colombia, con la situación actual de confinamiento obligatorio, celebramos el inicio de la Semana Mayor en las capillas conventuales y en nuestros templos a puerta cerrada. Sabemos que lo tradicional ha cambiado a la fuerza. Celebramos sin cantos multitudinarios, ni procesiones, ni vivas ininterrumpidos. Calles sin procesiones y templos vacíos fue el común denominador allí donde hacemos presencia en el territorio nacional.
Sin embargo, la fe siempre viva que hace actual a la Iglesia doméstica nos permitió, encerrados en nuestras casas y conventos como lo vivieron los primeros cristianos, celebrar el inicio de una semana que nos aproxima a la Pascua de la Resurrección y poder celebrar la noche más grande y gloriosa del calendario litúrgico.
Recordaremos durante las celebraciones de esta semana, aislados en nuestros hogares, como Jesús celebra la pascua con sus amigos, como es traicionado, negado, entregado, insultado, condenado y crucificado en medio de ladrones. Recordaremos como Jesús resucitado y glorioso llena de alegría los corazones agobiados por el miedo y la tristeza. Vivamos, en la intimidad de nuestros hogares, la alegría de tener a Cristo por nuestra fortaleza.