Durante la homilía fray Diego Orlando hizo especial énfasis en la “tarea fundamental de un Capítulo Provincial” al referirse a este espacio como el lugar propicio para evaluar la eficacia de la predicación la cual constituye el carisma de la Orden de Predicadores.
“Nos hemos reunido frailes de las diferentes comunidades dominicanas de Colombia y Puerto Rico para que en Capítulo Provincial podamos precisamente discernir qué es lo que es grato a los ojos de Dios, es decir, cuál es su voluntad para con nosotros y nuestra Provincia. Y he aquí, lo que ha de ser el fundamento de todas nuestras decisiones: descubrir qué quiere Dios de nosotros, qué quiere que hagamos en nuestras casas, conventos y obras para cumplir su voluntad que no es otra que la de que todos los hombres le conozcan, le amen y se salven. Y dado que el fin último de nuestra Orden es la salvación de los hombres gracias a nuestra predicación, lo que tenemos que preguntarnos entonces en primer lugar es, si nuestra predicación está llevando realmente a los demás al encuentro con el Señor, es decir, si nuestra predicación es efectiva, si produce conversión, si lleva a Dios a los hombres y los hombres a Dios. Esta es la tarea fundamental de un Capítulo Provincial. Preguntarse si estamos cumpliendo convenientemente nuestra misión de predicar el Evangelio para la salvación de los hombres.”
Así mismo, fray Diego Orlando recordó a los priores y superiores presentes la tarea que impele a un prior o superior, la cual no es otra que animar a sus comunidades a cumplir la misión a la que fue llamada.
“Y he aquí también la principal tarea de un Prior, sea conventual o Provincial, animar a los frailes a ser fieles a Dios, al Evangelio y a su carisma de la predicación como fruto de la contemplación en el estudio, la oración y la vida común. Así pues, el superior tiene la función de animar, es decir, de ser motor de la comunidad para que ésta cumpla la misión para la que fuimos fundados, a saber: Seguir a Cristo pobre y obediente y continuar la misión de los apóstoles de predicar el Reino de Dios.”
También, mencionó algunas tareas específicas que han de ser parte del trabajo del Prior en sus comunidades, dentro de ellas se destacan la de “promover la responsabilidad de los frailes no como esclavos bajo la ley sino como hombres guiados por la gracia de Dios, de allí que los hermanos no pueden ser tratados como niños”; y la de “alentar a los hermanos a asumir sus responsabilidades en libertad y por convicción, no por imposición o por temor a represalias.
El Prior Provincial hizo mención del Centenario de la Coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia, haciendo explicita alusión a la temática de la Renovación desde una perspectiva de Esperanza, marcando así las líneas de su provincialato.
“Este Capítulo Provincial toda vez que estamos ad portas de celebrar los cien años de la Coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia, ha de tener como línea transversal la Renovación de la Provincia desde una perspectiva de Esperanza. Y para hacerlo hemos recordado los criterios que el Concilio Vaticano II hiciese a la vida religiosa para su adecuada renovación: Volver a las fuentes y adaptarnos a las condiciones cambiantes de los tiempos. Volver a las fuentes es volver al Evangelio y es volver también nuestra mirada a nuestro padre fundador. Es por eso que quisiera recordar algunos aspectos de su vida y perfil que impregnaron su Orden y que hoy nos pueden aportar muchas luces para esa adecuada renovación y adaptación.
Hoy al igual que en aquel entonces la Iglesia, y no hay que tener miedo a decirlo, vive realidades muy similares a las que tuvieron que vivir Domingo y Francisco, e incluso está afrontando situaciones aún más delicadas que pide a gritos que aparezcan nuevos franciscos y domingos.
Los hombres y mujeres de hoy están sedientos de Dios, pero lamentablemente aparecen movimientos y sectas que se aprovechan de esa sed para desviarlos, para desorientarlos.
En esta aldea global que es el mundo, en donde estamos conectados pero incomunicados, Santo Domingo nos invita a abrir nuestros brazos a los que se sienten solos y abandonados
Finalmente, hoy Santo Domingo nos invita a vivir con alegría nuestra consagración bautismal, religiosa y sacerdotal. Nos impele a vivir el ideal de la santidad con entusiasmo en busca de nuestra felicidad. Nos viene a decir que la santidad no es algo difícil ni para hombres tristes, sino para hombres llenos de Dios que quieren dejarlo todo por Dios, que quieren entregarse plenamente a Dios
Cuántos Domingos, Franciscos, Catalinas, Marie Poussepine necesita hoy la Iglesia y el mundo. Así como ellos supieron leer e interpretar lo que Dios quería de ellos, así también nosotros debemos ser sensibles a lo que Dios nos está llamando.
Nos encontramos en un momento coyuntural de la Iglesia, de purificación, de acrisolamiento y es ahí donde han de germinar hombres y mujeres valientes y libres, capaces de renunciar a sus propios intereses, a sus posiciones, a sus egos a su vanagloria para ponerse al servicio de Dios en el pueblo.
Nos encontramos en un momento de nuestra historia nacional donde se nos pide ser signos de reconciliación y de paz, de compasión y misericordia y sobre todo ser referentes de santidad para un mundo que le teme al compromiso, al esfuerzo y al sacrificio.”
Para finalizar el Prior Provincial realizó una invitación a mantener el espíritu de Renovación en la Esperanza, y afirmó:
“Por eso queridos hermanos los quiero invitar para que en ese espíritu de Renovación en la Esperanza de nuestra Provincia y siguiendo las huellas de nuestro padre Santo Domingo: Renovemos nuestro espíritu de contemplación; Renovemos nuestro celo apostólico; Renovemos nuestra vocación intelectual; Renovemos nuestras vidas personales y comunitarias.
Dejémonos transformar por la palabra de Dios, que al igual que el lienzo de Nuestra Señora de Chiquinquirá también nosotros nos renovemos en el Señor e irradiemos su luz a todos nuestros hermanos. Amen.”
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En el sitio web oficial de los dominicos colombianos, queremos llevar a cabo la misión de Domingo: el deseo de proclamar valientemente a Dios, de construir la vida comunitaria y de buscar la verdad en el mundo.
¿Y si digo sí a este estilo de vida? La Orden de Predicadores, orden apostólica, se dedica a conocer, contemplar el mensaje revelado para luego trasmitirlo a los demás.
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