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¿Qué es una Fraternidad Sacerdotal?

Las fraternidades sacerdotales dominicanas son asociaciones separadas de las fraternidades laicales, con su propia regla de vida y bajo la guía de la Orden de Predicadores, viviendo el don de la espiritualidad de Santo Domingo en el contexto particular de los sacerdotes diocesanos. Unida a la gracia especial de la Ordenación por la que el sacerdote realiza las acciones propias del ministerio sagrado, la profesión dentro de la Orden le brinda un auxilio espiritual como miembro de la Familia Dominicana y le hace copartícipe de la gracia y la misión de la Orden en beneficio de la Iglesia local y universal. Este auxilio espiritual les ayuda en su propia santificación, a la vez que les deja en total libertad para vivir su servicio ministerial dentro de la Iglesia local bajo la jurisdicción de su obispo. (Regla de las FSSD, 1996, proemio)

Misón de la FLSD

Los sacerdotes que se unen a la Orden «buscan vivir plenamente el espíritu de Santo Domingo» y caminan hacia «una vida apostólica más perfecta», de modo que a través de la contemplación asidua de Dios, unida al estudio continuo de las Sagradas Escrituras, a la oración ferviente y a la pobreza voluntaria, reafirman su fe y su espíritu apostólico en un compromiso por la salvación de «toda creatura» hasta «los confines de la tierra». (De la Regla de las FSSD, 1, §1)

El sacerdote diocesano dominico vive una vida consagrada a Dios no sólo por su bautismo y su ordenación sacerdotal sino también por medio del espíritu y la misión de la Orden de Predicadores. Además comparte los beneficios espirituales de ser miembro de la Familia Dominicana y colabora con los frailes, las monjas, las hermanas, los laicos y otros miembros de la Familia Dominicana desde su vida y ministerio al interior de la diócesis. (tomado del Sitio Web oficial de la Orden de Predicadores: www.op.org/)

Beneficios de pertenecer a una FLSD

El sacerdote diocesano que abraza la vida dominicana permanece bajo la jurisdicción de su Ordinario, pero entra en una relación nueva con la Orden de Predicadores y con sus hermanos sacerdotes de la fraternidad. Tras su promesa solemne de vivir de acuerdo a la Regla de las FSSD por el resto de su vida, se convierte en miembro de la Familia Dominicana. El sacerdote recibe una gracia especial por medio de su profesión para vivir una vida guiada por el espíritu dominicano de contemplación, armonizada por el estudio teológico y la oración, todo esto unido a un celo apostólico por predicar la Buena Nueva.

El sacerdote, de modo concreto, se convierte en miembro de un capítulo, es decir, de una fraternidad local unida a un convento de frailes, participando en reuniones periódicas con otros miembros de la fraternidad para compartir, vivir jornadas de reflexión y profundizar en el diálogo y el estudio teológico. Gracias a la riqueza de este nuevo modo de vida, bajo la orientación de la Regla de las Fraternidades y del directorio particular de su capítulo, el sacerdote tiene la oportunidad de crecer en su vida personal de oración y de buscar una mayor perfección espiritual.

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