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90 años de vida tomado de la mano de la peregrina de la paz

Fr. José Enrique Cubillos Rodríguez, O.P.

| marzo 11 DE 2020 •  Lic. Laura Nataly VARGAS SÁNCHEZ |

“El Señor te bendiga, y te guarde;
el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti
y tenga de ti misericordia;
Números 6. 24 - 25

El pasado 29 de febrero del presente año, a las 11:00 a.m., en el Santuario Mariano Nacional, la comunidad conventual del Convento de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, acompañó a nuestro hermano fr. José Enrique Cubillos Rodríguez, O.P., en la ceremonia eucarística con la cual se dio inicio a la celebración de su onomástico número 90.

Sin embargo, el preludio a este encuentro, sinónimo de gozo, gracia y bendición, estuvo a cargo de su familia que días antes estuvo acompañándolo y festejando esta efeméride.

Fr. José Enrique, es oriundo de la ciudad de Cogua (Cund.), nació el 15 de febrero de 1930 y es el sexto hijo del matrimonio católico entre Primitivo Cubillos y Margarita Rodríguez. En su juventud, orientado por las hermanas Dominicas de la Presentación fue descubriendo su vocación religiosa dominicana e ingresó al noviciado en Chiquinquirá, tomando hábito el 2 de febrero de 1950, para luego realizar su primera profesión religiosa como hermano cooperador el 3 de febrero del año siguiente. Hizo su profesión solemne el 3 de febrero de 1956 en el Convento de Santo Domingo de Bogotá.

Fr. Carlos Arturo Ortiz Vargas, O.P., en su libro Rostros del Centenario, nos indica cómo, estando en Bogotá, inició una vida de servicio a la comunidad, en la obediencia y la humildad como enfermero, oficio que aprendió desde su juventud en el Hospital de Nemocón. Se desempeñó como hospedero y pasante de internos en el Seminario Apostólico Dominicano Jordán de Sajonia bajo la dirección de fr. José de Jesús Sedano González, O.P.

Con el pasar del tiempo y su experiencia religiosa bajo el carisma dominicano solicitó, con aprobación de su comunidad, permiso al Maestro de la Orden para acceder al sacerdocio. Una vez terminados sus estudios de Filosofía y Teología en las ciudades de Bogotá y La Ceja respectivamente, se ordenó como diácono el 23 de mayo de 1987 en Tunja y posteriormente, consagrado sacerdote en Chiquinquirá a manos de Monseñor fr. Jorge Leonardo Gómez Serna, O.P., el 28 de noviembre de 1987.

El padre Cubillitos o Cubis, como algunos lo conocen, se ha desempeñado en distintas casas y conventos como prior, superior, síndico y párroco. Es de resaltar que, siendo prior del Convento de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y guardián del Santuario Nacional, presidió la multitudinaria peregrinación del Lienzo Milagroso de Nuestra Señora del Rosario a la ciudad de Bogotá, realizada del 9 al 11 de julio de 1999 bajo el lema Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, peregrina por la paz.

Desde el año 2003 hasta la actualidad ha residido en la ciudad de Chiquinquirá en donde se ha dedicado con esmero a la atención de los peregrinos en el sacramento de la reconciliación, la celebración de la Eucaristía y la predicación constante.

Tras finalizada la eucaristía, este homenaje se desarrolló en el marco de canciones y risas que nos recordaron el júbilo por la vida de nuestro ejemplar hermano. Han sido 70 años de vida consagrada en los que su servicio se ha convertido en clara enseñanza para las demás generaciones. Una máquina de escribir como compañía para los escritos de sus homilías, elocuencia íntegra, horas en el sacramento de la reconciliación, sonrisa llena de ternura y picardía al mismo tiempo, arrastre peculiar de su calzado y zapatos rojo vino para las conmemoraciones especiales (los que lo conocen, sabrán que son únicos como ningunos otros), hábito impecable, una infaltable pieza de pan diaria para su mascota, el cariño por sus novicios y hasta lágrimas de tristeza por algún suceso o de emoción incluso por el saludo de su maestro general.

Es un privilegio que la Orden pueda contar con una vocación de este talante y es por eso que, agradecemos al buen Dios de la vida el poder celebrar esta ocasión. Que sea Él quien le brinde aún más vitalidad y salud y nos permita ser partícipes de su inestimable testimonio de vida por muchos años más.


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