En un ambiente fraterno y de alegría, nueve jóvenes, que han venido realizando su proceso de formación como religiosos de la Orden de Predicadores, recibieron el hábito dominicano cobijados bajo el manto de la Reina y Patrona de Colombia en la ciudad de Chiquinquirá en Boyacá.
La ceremonia religiosa, que se realizó el sábado 10 de febrero de 2024, fue presidida por fr. Franklin Buitrago Rojas, O.P, prior provincial, y acompañada por fr. Carlos Mario Alzate Montes, O.P, superior del convento de Chiquinquirá; fr. Camilo Villamizar Amaya, O.P, maestro de novicios y fr. Jaime Andrés Martínez, O.P, socio del maestro de novicios, los dos últimos acompañarán de ahora en adelante la formación de esto nuevos jóvenes que inician su año de noviciado.
Familiares y amigos de los nuevos novicios dominicos también hicieron parte de este acto religioso, que sin duda alguna marca para ellos también un proceso significativo al ver realizados los sueños de estos jóvenes que optaron por servir a la Iglesia bajo el modelo de Santo Domingo de Guzmán.
Como lo señaló fr. Franklin en su homilía, una de las ceremonias más elocuentes, más vistosas, más significativas de la liturgia dominicana es la vestición del hábito. Es elocuente porque expresa de manera visual el cambio de vida, la opción, que toma alguien que decide entrar a la Orden y hacerse fraile dominico.
En esta línea, el padre provincial exhortó a los asistentes a reflexionar en tres acciones derivadas del verbo vestir: des-vestir, re-vestir, in-vestir, verbos marcan un proceso que de algún modo está presente en una ceremonia de vestición de hábito.
“Conserven esa alegría, no dejen que un día la rutina de usar el hábito les quite la emoción de ser frailes dominicos, la pasión por pertenecer a esta Orden que tanto le ha dado a la Iglesia y al mundo; siéntanse orgullosos de portar ese hábito y de decir con alegría que son frailes predicadores”, señaló fr. Franklin Rojas, O.P.
Finalmente recordó que, en esta ceremonia, sacerdotes, frailes cooperadores y frailes estudiantes, están todos de blanco y negro. Recordando que todos tienen la misma dignidad, que todos han sido investidos del mismo carisma y de la misma espiritualidad. Y les recordó que “siempre, así tengamos cargos u oficios que pasan, somos ante todo hermanos, frailes predicadores”.
Acompañados por sus nuevos formadores, estos nueve jóvenes inician una nueva etapa donde experimentaran una nueva profundidad en el encuentro con Dios y consigo mismo, así como su iniciación en la realidad de la vida fraterna en común y para la misión apostólica de la Orden.
