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Encuentro generacional de mayores

| Medellín del 11 al 13 de octubre •  fr. Carlos Arturo ORTIZ VARGAS, O.P. • fr. José Bernardo VALLEJO MOLINA, O.P. |

Escribió Gabriel García Márquez que, la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. Y contar en una crónica el encuentro vivido por los hermanos mayores es cosa apasionante y una osadía, porque con su sola presencia todo lo contaron.

La memoria no nos traiciona ni nos abandona en el olvido, porque los recuerdos vividos están ahí para ser contados, aunque nadie nos pregunte o se interese por esos años mozos que ya se fueron, o nos miren con desdén por los años viejos que nos fueron llegando sin que nos diéramos cuenta; sabemos que esos años que llamamos viejos no siempre estuvieron ahí, ellos llegaron silenciosos, como suave brisa o como un viento huracanado para acariciar o estrujar nuestra humanidad y sin pedir permiso se quedaron.

Pero allí, de pie, como unos pobres siervos, estábamos muchos de los que fuimos convocados, no para recibir las gracias de Dios y de los hombres por lo que hemos hecho o los reproches por los que debimos haber hecho y no lo hicimos; simplemente cada rostro y sin palabras era el relato vivo de la plenitud de una vocación ya realizada, sin remordimientos ni nostalgias amargas, solamente nuestra presencia hablaba y relataba la historia vivida por cada uno.

Llegamos a la Medellín primaveral, conscientes de que esa estación ya había pasado por nosotros y que ahora estábamos viviendo nuestro propio otoño. La invitación lo decía claramente:

Encuentro de Formación Permanente de la generación de hermanos mayores del 11 al 13 de octubre de 2019 con el objeto de confirmar que nuestra búsqueda de la verdad es incesante en esta nueva etapa de formación. Y nosotros, que pensábamos que por nuestras canas y las de mis hermanos ya estas etapas de formación se habían terminado.

La suerte estaba echada y veintinueve hermanos de la Provincia, llegamos expectantes al Convento Enrique Lacordaire para seguir las indicaciones y dejarnos conducir por la juventud del Promotor Provincial para la Formación Permanente fr. Oscar Eduardo Guayán Perdomo, entonces recordamos el Evangelio de Juan: Te lo aseguro, cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías; cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te atará y te llevará a donde no quieras.

Fr. José Bernardo Vallejo, Prior del Convento nos relata que: Desde la tarde del jueves y desde las primeras horas del alba, vimos llegar hermanos ligeros de equipaje, pero con las baterías bien cargadas por la ilusión de encontrarnos con hermanos de antaño, dispuestos a interactuar con la experiencia que los años han cargado sobre nuestras espaldas, pero con la conciencia de que aunque no somos los jóvenes del presente si lo fuimos en el pasado, lo cual aplica tanto al que está saliendo de los cincuenta como al que está entrando en los noventa. Así como los cincuentones o sesentones pueden decir yo también tuve veinte años, los de ochenta y noventa pueden decir yo también tuve sesenta. Aunque la edad importa mucho, más vale la vida que vivimos y que debemos contárnosla y contarla.

Después del almuerzo, el coloquio de anécdotas, la siesta y la foto de rigor, comenzó nuestro periplo rumbo al lugar del encuentro, Villa de Sales en el municipio de Copacabana. Allí, comenzó la reunión con el saludo de bienvenida de nuestro Provincial fr. Diego Orlando Serna Salazar quien nos invitó a disfrutar de la cercanía de los hermanos y a escucharnos en el silencio de algunos y la algarabía de otros.

Esa tarde, muchos de nosotros conocimos y escuchamos por primera vez al afamado Federico Carrasquilla, sacerdote de 84 años de edad de la Arquidiócesis de Medellín, cofundador del barrio Popular donde un grafiti dice: Federico, tú eres nuestro Cristo paisa y quien ha dedicado su ministerio al servicio de los pobres. El tema abordado fue: ¿Qué queda de la Teología de la Liberación? ¿Cuáles retos tendríamos hoy al respecto? 

Inició su intervención con una serie de anécdotas en la vida de la Iglesia en Roma durante los años 50 y 60, para poder ubicar el tema pedido; la charla se fue extendiendo en el relato de su propia vida y desde su fe en Jesús Nazaret, invitándonos como Iglesia a ser levadura y fermento en el reino de Dios instaurado ya entre nosotros y a volver a la persona de Jesús desde las fuentes del Evangelio; nos recordó que fe cristiana, es ante todo relacionarnos con Jesús y no tanto repetir doctrinas o cumplir rúbricas y normas; que ser cristiano es vivir exclusivamente con y para Jesús desde nuestras realidades. Para finalizar, nos dejó este interrogante: ¿Dónde me juego mi vida?

Vino la noche y con ella la alegría de la recreación comunitaria, se nos propuso el juego del BINGO, que no solo fue un juego de tapar números hasta completar la tarea y ganar, sino una oportunidad para el diálogo, las remembranzas de los años vividos y las esperanzas con mira al futuro que aún seguimos soñando y construyendo.

El día sábado, después de la Eucaristía presidida por fr. Ernesto José Mora Arias, tomó la palabra fr. Germán Correa Miranda, con el único propósito de develarnos algo de la semblanza y espíritu de nuestro hermano fr. José de Jesús Sedano González, a la luz de la publicación hecha por el Convento de Cristo Rey de Bucaramanga: Celebrar la Vida. Homilías y Meditaciones de cumpleaños, escritas por Sedano entre los años 2002–2018.

Inició su charla contándonos que conoció a este hermano desde los albores de su vida dominicana, el día de su toma de habito. Nos habló de sus constantes diálogos y encuentros y nos hizo ver cómo el ejercicio de fr. Sedano al escribir anualmente sus homilías de cumpleaños, fue para él como bálsamo en el correr de sus años. Pero también a fr. Germán se le alargó la charla, que continuó en horas de la tarde, otorgándonos la oportunidad de degustar de su sabiduría, citando autores y poetas que hablaban de la vida, de los años vividos o por vivir, incluso en las postrimerías de una edad avanzada con todas las limitaciones que esta trae, pero siempre mirando a los mejores años vividos o al camino recorrido que muestra siempre un nuevo sendero por recorrer.

Al caer la tarde, el Prior Provincial nos compartió sus impresiones sobre el Capítulo General de Biên Hoà en Vietnam y lo que de manera más directa tenía implicaciones para nuestra vida y nuestras comunidades. El día terminó con música de antaño, la presencia del Dueto García y González, nos hizo prender motores y el ritmo y el recuerdo de tantas melodías nos reunió en estrechos brazos de fraternidad, incluso el momento sacó a flote las venas musicales de los hermanos, como en los mejores tiempos del estudiantado, en nuestro mas ardiente verano juvenil.

El Domingo comenzó con la Eucaristía presidida por nuestro hermano fr. José Gabriel Mesa Angulo, quien centró su homilía en torno a Cuidar nuestra piel, haciendo eco de la curación de los diez leprosos del Evangelio. Seguidamente estuvimos en peregrinación al Santuario de la Madre Laura Montoya Upegui, ubicado en el barrio Belencito. El recorrido inició en la capilla donde reposan las reliquias de la santa colombiana; luego pasamos un archivo histórico especial denominado Laura Escritora, por lo místico y espiritual de sus letras. De esta forma, fuimos recreando las vivencias de la Madre Laura, quien tenía como lema de vida: La Pedagogía del Amor. Después, pasamos a la habitación de la santa, lugar de su muerte a los 75 años. La peregrinación terminó con un recorrido por las salas etnográficas y arqueológicas, donde se pueden conocer elementos de un buen número de culturas indígenas, americanas, africanas y afroamericanas: Para ella, fue indio todo anhelo, india la luz que le promete el cielo y también indio el corazón de Dios.

El encuentro terminó con el almuerzo siendo las tres de la tarde. Y como la memoria de los frailes mayores, no ha sido ignorada ni olvidada, ¡esto nos salva! y no nos condena en el futuro a morir de frío en el invierno.


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