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IUBILÆUM 400 1620 – 2020
Monasterio de Santo Ecce-Homo
Frailes dominicos - Colombia

Un monasterio que devela sus secretos

| Sutamarchán • enero 21 de 2020 • fr. Carlos Arturo ORTIZ VARGAS, O.P. |

Nos hemos dado cita en este mágico claustro, ubicado en Pavachoque (antiguo aposento de la otrora encomienda de Yuca), que después de cuatro siglos, sigue siendo misterioso, silente y aún más encantador para el viajero que recorre esta estancia colonial y se impone ante un valle verde, que esconde entre sus hierbas lo que fuera el fondo del mar y sus fósiles milenarios y, de vientos que deshojan un pequeño bosque que llevan y traen historias desde 1620.

Fue precisamente, en la centuria de los años de mil seiscientos, cuando la presencia de los frailes dominicos viviría su Siglo de Oro en la gesta evangelizadora de nuestra patria. Por estos años, se estabiliza el crecimiento y expansión de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada; para 1614, había 13 conventos, 43 doctrinas y 1.443 frailes. Se erige el Convento de San Vicente Ferrer en Fucha (1609); se publica en Madrid la Gramatica en la Lengva General del Nvevo Reyno, llamada Mosca, compuesta por fr. Bernardo de Lugo en el año 1619 (cumplió 400 años de su publicación) y considerada la primera y única gramática editada en la época en que el muisca aún se hablaba. Su uso fue estrictamente misionero y facilitó de sobremanera el trabajo que estaban llevando a cabo varios misioneros en cuanto a la catequización de los pueblos nativos.

En el año de 1620, se instituye la Misión de San Juan en los Llanos Orientales y se funda la población de Medina en Cundinamarca. Para 1636, el arzobispo de Santafé de Bogotá, fr. Cristóbal de Torres, entrega a la comunidad dominicana el Santuario de la Virgen del Rosario y la parroquia de Chiquinquirá, en pleno derecho a perpetuidad. Asimismo, se funda el Convento de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá. Años más tarde, se conforman el Monasterio de Santa Inés de monjas dominicas de clausura (1638), el Convento de Santa María Magdalena en Mompox (1639) y el de San Pedro Mártir en Pueblo Nuevo, Magdalena (1644). Fr. Cristóbal de Torres, en 1645, fue también el responsable de la fundación del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, hoy Universidad del Rosario. En 1665, se funda el Convento de Nuestra Señora del Rosario de Las Aguas en Bogotá. El 2 de septiembre de 1690, San Luis Bertrán fue nombrado Patrono Principal del Nuevo Reino de Granada y canonizado el 12 de abril de 1671. Y para finalizar el siglo, en 1691, en el Convento de Las Aguas fr. Alonso De Zamora, O.P., cronista e historiador de la Provincia, termina la obra: Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, de la Orden de Predicadores, editada en Barcelona en 1701.

Pero lo que nos ocupa hoy, es la fundación en 1620 de una de las principales doctrinas dominicanas como lo fue indudablemente el Monasterio de Santo Ecce-Homo (he aquí al Hombre) ubicado en el municipio de Sutamarchán y que conserva en el tiempo de sus vetustos cuatrocientos años, su estilo prístino, inalterado y puro, tal como era originalmente. Sus formas y volúmenes enclavados en el valle del Pavachoque, siguen siendo hoy la única impronta y referente para los frailes de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia, puesto que el monasterio nos sigue hablando desde su propio silencio y desde sus líneas arquitectónicas, no solamente de cómo eran nuestras capillas y conventos doctrineros durante la época hispánica, sino también del inicio de nuestra actividad misionera que, a pesar de las dificultades a lo largo de la historia, no ha dejado de cesar en su incansable labor evangelizadora. La historia ha dado ya su veredicto y reconoce en la obra misionera de los frailes dominicos en Colombia este lugar sagrado; considerado como Monumento Universal al Silencio, como un Remanso de Paz, y como una de las dieciséis Maravillas de Colombia, por todo lo que es en sí el monasterio. En 1998, fue a su vez, declarado patrimonio arquitectónico en la lista de bienes culturales de Colombia.

Por todo lo anterior y por los siglos por venir, la comunidad de los frailes dominicos de Colombia, a partir del 20 de enero de 2020 y en el marco de la novena al Santo Ecce-Homo, ha dado inicio con renovada esperanza al IUBILÆUM 400, de la fundación del monasterio bajo el patrocinio del Santo Ecce-Homo.

El monasterio, creado como centro doctrinero para la evangelización de los nativos de las encomiendas de Sorocotá, Ubazá, Chirmute, Mocará, Monquirá y Yuca, fue consolidado el 15 de marzo de 1620 en un domingo de palmas, en la estancia cedida por el encomendero don Juan de Mayorga, a los frailes dominicos de aquel entonces y que hoy recordamos: Fray Francisco de León, fray Miguel García, fray Diego de Valderas y fray Juan del Rosario, quienes reposan en las entrañas de este sagrado claustro, al igual que otro sinnúmero de frailes y de benefactores como la familia Mayorga Casallas. Sea este también el momento, para recordar al capitán español Juan Mayorga Salazar quien trajo la pintura del Santo Ecce-Homo con la cual se dio lugar a la fundación del Monasterio y por la que fue nominado el lugar; dicha pintura al óleo, atribuida al pintor renacentista Tiziano Vecellio o Vecelli (1477/1490-1576), fue obtenida en el célebre saqueo de Roma del año 1527, durante las guerras de Carlos V. En la actualidad, la imagen se encuentra bajo custodia en la parroquia de Sutamarchán, aproximadamente desde el año de 1909.

Con la apertura del IUBILÆUM por los 400 años de la fundación del Monasterio de Santo Ecce-Homo en 1620, los frailes dominicos desde sus antiguas y gruesas paredes buscan develar los secretos que aún se esconden en este maravilloso lugar, donde han quedado imborrables huellas prehispánicas, rastros del aporte indígena y del campesinado, la vida consagrada y la evangelización, la educación y la guerra. Por eso es que, por estas razones y más, el Monasterio, a lo largo de tanto tiempo, se ha levantado como: centro de evangelización y para la comprensión de la espiritualidad dominicana; centro de silencio y de reposo; centro de oración y para el retiro espiritual; centro de investigaciones arqueológicas y antropológicas, centro para las observaciones astronómicas; centro del arte y la cultura; centro ecológico al cuidado de la Casa Común y centro turístico internacional religioso.

Entre las muchas estelas que encontramos en su claustro, hay una en particular que llama la atención de los visitantes a este sacro lugar: viajero: la tierra donde pisas es sagrada, obra del corazón, suma del arte el monasterio es, él te depara silencio augusto, soledad y paz, sus cimientos, sus muros, sus columnas, himnos son a la gloria no creada, que solo el alma venerante escucha, no escribas, ni rasguñes, ni profanes la tierra en donde estás, ¡porque es sagrada!

Concluyamos estas palabras, con parte del elogio hecho por fr. Alberto ARIZA, O.P. del monasterio: Quien quiera que seas tú, que lees este texto, aunque jamás hayas saboreado las inefables dulzuras de la contemplación de la Verdad en el silencio y en la soledad, no niegues tu cariño y respeto a este lugar privilegiado de la Gracia y de la Naturaleza.


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