La cercanía de unión que tuvieron Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís lo constituyó el deseo de una Iglesia que viviera del Evangelio. El testimonio de vida de los dos santos son herencia de seguimiento y fidelidad de todos nosotros en el Seguimiento de Cristo. Esta misma cercanía de fraternidad y de misión la vivimos el pasado lunes al celebrar la solemnidad de Nuestro Padre Santo Domingo. Presidió la celebración de la eucaristía fr. Jhon Elisander Ortiz González, OFM., y predicó fr. Jorge Andrés Montoya Gallego, OFM, recordando la fecundidad de vida y obra de Santo Domingo. Afirmó: “dos hechos estuvieron muy cercanos a la vida de estos santos, pues San Francisco decidió vender su caballo para saciar el hambre de aquellas personas de su tiempo, otro tanto realizó Santo Domingo, vender sus libros muy preciados, para dar de comer a su gente”.
El Prior conventual, fr. Samuel Elías Forero Buitrago, O.P., además del saludo de bienvenida, hizo la presentación de los distintos asistentes: los padres Franciscanos Capuchinos, los padres Franciscanos de la Provincia de San Pablo, algunos sacerdotes diocesanos, entre ellos la fraternidad sacerdotal dominicana, las hermanas de Santa Catalina de Siena y algunos laicos cercanos a nuestro convento. Después de la celebración litúrgica, en un ambiente fraterno y familiar, se compartió una cena en honor de nuestro santo patrono.