El Santuario Mariano de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá nuevamente se visitó de gala, pero esta vez para recibir a seis nuevos jóvenes quienes realizarán su año de noviciado cobijados por la protección de la Reina y Patrona de Colombia.
Los nuevos frailes novicios recibieron por primera vez, de manos de fr. Franklin Buitrago, O.P, Provincial de los dominicos en Colombia, el hábito dominicano, y en compañía de sacerdotes, frailes, familiares y amigos, se comprometieron a asumir una nueva etapa de clausura, silencio y oración.
El noviado San Luis Bertrán de Colombia, ubicado en la ciudad de Chiquinquirá, acogerá a estos seis jóvenes novicios provenientes de ciudades como Medellín, Cúcuta, Cartagena - Colombia y Santa Cruz – Bolivia, y serán acompañados en su formación por fr. Camilo Villamizar, O.P., como su maestro y fr. Jaime Andrés Martínez, O.P como socio del maestro de novicios.
Durante la ceremonia religiosa fr. Franklin señaló que la vestición de hábito es quizás una de las celebraciones más bellas y significativas dentro del caminar vocacional del fraile dominico, pues en esta etapa del proceso, los jóvenes religiosos inician a llamarse “fray” y empiezan a firmar con la sigla “O.P” al final de su nombre.
“En esta ceremonia muchas cosas nos hablan de novedad, porque estamos comenzando un noviciado. Nos recuerda a los que llevamos años en este caminar, que nuestra vida tiene mucho de novedad, de cambio, de renovación constante, y les dice de manera muy clara a quienes comienzan, que algo nuevo está iniciando”, aseguró el padre Provincial.
Remembró la experiencia de tres tomas de hábito importantes que se dieron en los inicios de la Orden, cuatro hombres que asumieron este paso con la novedad radical que se pide: fr. Reginaldo de Orleans, abogado y profesor de la Universidad de Orleans; fr. Jordán de Sajonia, de origen alemán, abogado y amante del santo rosario y, por último, dos jóvenes del oriente de Europa, San Jacinto de Polonia y el Beato Ceslao de Polonia.
“El hábito, mis hermanos, no es, discúlpenme la palabra, un objeto decorativo, no es un disfraz para jugar a ser frailes. El hábito es el símbolo externo de una experiencia interna profunda que nos lleva a dejar la vida que llevábamos antes, a hacer un corte, y comenzar una vida nueva, a la que nos entregamos con alma, vida y corazón. El hábito como prenda exterior tiene sentido a partir de lo que pasa en nuestro interior. Tiene sentido si el hombre nuevo revestido de Cristo se va formando en nosotros”, enfatizó fr. Franklin.
Finalmente exhortó a sus hermanos de comunidad y a los nuevos novicios, a evocar las razones por las cuales cada uno de ellos llegó a la Orden. Algunos quizás por una experiencia espiritual profunda como fr. Reginaldo, otros por el deseo de hacer parte de una comunidad como el beato Jordán, o tal vez otros movidos por un impulso misionero como Jacinto y Ceslao.
