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La paz que nos da Cristo

|  abril 18 de 2021  | 

Queridos hermanos, en este domingo del tiempo pascual la palabra del Señor nos invita a reflexionar sobre nuestra vida cristiana,  pues hoy nos recuerda el regalo de su paz, aquella tan deseada por todos los hombres y naciones ¿pero cómo realmente mas viva esa paz entre nosotros? Ante esto, se hace fundamental nuestra relación intima con él, ya que este encuentro nos conforta ante las diferentes adversidades que enfrentamos día a día, pues nos da serenidad y esperanza a nuestra existencia.

Como fue el caso en los discípulos, que tras su miedo al estar encerrados por el temor de la persecución, es la paz que Cristo les ofrece; quien los libera a predicar, a hacer comunidad, pues sus vidas adquieren un nuevo sentido pleno de confianza, al saber que el Señor esta con ellos y que nunca los va abandonar, pues en Cristo encontramos aquella paz que rompe con todos nuestros miedos, al sentirnos respaldados por aquel ser que orienta nuestras vidas hacia nuestro verdadero fin.

Asimismo, esta paz si bien nace de lo individual debe ser construida en el encuentro con el otro, como aquella herramienta que permite elaborar una sociedad mas justa que busca el bien común de todos, rompiendo así con las cadenas que someten al individuo a un mundo cargado de rencor y odio. Pues si no hay paz en el corazón humano, este queda propenso a sufrir con sus propias pasiones y emociones contrarias al amor. De ahí, del surgimiento de sujetos que se ven sometidos a cometer delitos muy graves como el asesinato, la violencia y la falta de caridad para con el otro.

Así pues, nuestro corazón cristiano debe estar marcado por acciones de paz que favorezcan una sana convivencia, pero también, un claro testimonio de lo que significa ser cristiano como modelo de vida; es transmitir aquella paz que deja Jesús en su  aparición a sus discípulos, es convertirnos en aquel rostro amable de Jesús, dispuesto siempre a escuchar al otro, siendo capaz también de dar un mensaje, un consejo y una respuesta oportuna frente a los problemas de los demás, en ultimas es ser capaz de tocar lo mas intimo del otro con el fin de transformar su vida en un ambiente de paz y serenidad para consigo mismo y los demás.

De igual modo, Jesús en este Evangelio nos invita a no tener miedo como cristianos que somos, pues el miedo somete al hombre a un estado de desconcierto ante su fragilidad, ya que lo deja estático sin la oportunidad de avanzar, de pensar, de reflexionar y de seguir creciendo ¿cuantas veces no hemos avanzado en nuestra proyecto de vida ante el miedo a algo? como la frustración, el rechazo, un no o incluso el mismo temor a enamorarse, de amar, de comprometerse, por el miedo de verse afectado su proyecto de vida o tener que renunciar a ciertos gustos personales.

De esta manera, Jesús nos invita a no tener miedo, pues sí bien hace parte de nuestra condición humana, en él encontramos el modelo ideal para asumirla desde otra percepción, ya que su entrega en la cruz se convierte en la mayor prueba de amor, pero también de cómo enfrentar su propio destino o realidad, en donde nosotros también, estamos llamados a afrontar nuestros propios miedos independientemente de sus causas.

Que mayor ejemplo de libertad que asumir su propio destino, no con el fin de acomodarse a él o reprocharlo, sino encontrar un sentido diferente a temas como la muerte, la enfermedad, la mala fortuna, las crisis o la propia soledad. En que Cristo, se nos hace presente para acompañarnos en estos momentos difíciles, ya que nuestro Señor no es un ser que se aparta de nuestra realidad, sino al contrario siempre esta allí, independientemente de nuestras conductas humanas, para enseñarnos que nos somos seres individualistas que enfrentamos solos nuestros problemas, sino que podemos refugiarnos en él representado en la figura del otro.

Así pues, mis queridos hermanos no hay que temer a los retos que nos presente la vida, pues en Cristo somos mas que vencedores, él es nuestro refugio, nuestro alcanzar y nuestro bienhechor, aquel ser, que nos da la valentía necesaria para asumir nuestra propia realidad con ojos de fe y esperanza, pero también en la capacidad de trabajar psicológicamente en nuestra ayuda, pues en ultimas, es un trabajo conjuntamente en que Dios nos concede sus virtudes, pero también nosotros respondemos de nuestra propia condición humana.. De ahí, la importancia de reconocernos seres necesitados espiritualmente, pero también de la ayuda oportuna de los demás.

Del mismo modo, hermanos dejemos que el Señor abra nuestro entendimiento por medio de las sagradas escrituras, aquellas en que nos revela su mensaje de paz y valentía, pero que también nos recuerda el gran compromiso cristiano que tenemos, en ser vivos testimonios de su amor misericordioso a través de un rostro que refleja nuestra esencia que somos, aquello que realmente esta en nuestro corazón.

Pues estamos llamados a la construcción de un reino que se hace presente en la actualidad, por el cual debemos buscar el bien común de todos, esto es, buscar una paz no solo interiormente, sino una paz que favorezca a todos los pueblos como el mayor regalo que se le pueda dar a una sociedad marcada por el dolor, la guerra y el sufrimiento de la muerte.

Asimismo, de ser capaces de tener la valentía de seguir predicando el Evangelio de Cristo, aquel que nos conforta y nos conlleva a tener una actitud critica y denunciante frente a los miedos que someten al hombre ante la carencia de justicia y paz, pero también, del valor de afrontar las noches oscuras y tormentas que surgen en nuestras vidas.

Finalmente hermanos roguemos al Señor para que nos conceda un corazón valiente y armonioso, en el cual encontremos siempre su paz y seamos capaces de ser portadores en la figura del prójimo, ante una sociedad necesitada la cual clama desde su interior un estado de vida mas sereno que le permita verdaderamente hacer de su existencia un camino de paz y santidad.

Gloria al padre y al hijo y al espíritu santo


Imagen tomada de: estudialabiblia.co


Fray Norberto Vargas Prada, O.P.

  • Cursa tercer semestre de Licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Santo Tomás

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