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El buen pastor: da su vida, los reúne a todos y protege a sus ovejas

|  abril 19 de 2024  | Por: Fr. Stiven Giraldo Zuluaga, O.P. | 

Apreciados hermanos y hermanas de la familia dominicana en Colombia, nos encontramos el día de hoy en la liturgia de la palabra con la figura del Buen Pastor, razón por la cual hoy en nuestra Iglesia local, oramos y pedimos a Dios por todos los pastores manifestados en nuestros obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y vocaciones sacerdotales que guían, iluminan y sirven al pueblo santo de Dios, para que el Señor les de las fuerzas necesarias para seguir acompañando a este redil que tanto necesita de la acción poderosa y misericordiosa de Él.

Les propongo que a través de estas cortas letras reflexionemos sobre tres momentos que nos llevarán a profundizar más sobre este pasaje bíblico y sus implicaciones en nuestra vida cotidiana como cristianos dominicos.

Primero, Jesús se presenta como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, independientemente de las que sean; figura que nos lleva a pensar en el amor incondicional de nuestro Señor Jesucristo por cada uno de nosotros. Jesús no es un simple cuidador de nosotros, sus ovejas, sino que está dispuesto a sacrificar su propia vida para protegernos y darnos vida en abundancia. Recordemos a tantos pastores terrenales que han seguido el ejemplo de Jesús, entregando su vida en el martirio por amor a sus ovejas, por amor a la Iglesia y a Cristo. Seguramente si fuese necesario, Jesús moriría nuevamente por nosotros, sin embargo, está esperando que nosotros respondamos verdaderamente a su voz, y como un solo rebaño podamos llegar a la Jerusalén celestial en la eternidad.

Esta idea de un solo rebaño nos conduce al segundo momento de este espacio, y es reconocer que cuando Jesús afirma que tiene otras ovejas que no son de este redil, pero también cuidará de ellas, nos está invitando a reflexionar sobre la universalidad del mensaje que Él profetiza y sobre la unidad que deberíamos experimentar como comunidad cristiana. Hermanos y hermanas, independientemente de nuestras diferencias, dificultades y diversidad de pensamientos, todos somos llamados a formar parte de un mismo rebaño bajo el liderazgo de Jesucristo, y esto se empieza a gestar desde nuestra aceptación de aquellos que piensan diferente, incluso con respecto a nuestra fe. Jesús no solo vino a salvar a los que ya creemos en Él, sino a lo que aún no creen, e incluso, a los que están perdidos buscando la verdad.

Finalmente, Jesús afirma con gran autoridad que tiene el poder para entregar su vida y para recuperarla, como un mandato que ha recibido su Padre, idea que nos lleva a pensar en la autoridad divina que tiene nuestro Señor sobre la vida y la muerte, así como su papel como mediador entre Dios y la humanidad. Como cristianos comprometidos en la labor de Jesús, debemos ser los primeros protectores de la vida con nuestras palabras, obras y acciones; custodiando así el don maravilloso que Dios ha regalado a toda la humanidad.

Hermanos y hermanas, pastores podemos ser todos, siempre y cuando nos propongamos dar nuestra vida por los más necesitados, buscar la unidad de la Iglesia y del mundo, y cuando busquemos siempre conservar la vida de los hermanos que Dios nos ha regalado en la tierra. El buen y perfecto Pastor siempre será nuestro Señor Jesucristo, pero tú y yo podemos colaborar en esta misión de llevar a la gloria del Padre el redil humano a través de nuestro compromiso evangélico.

Pidámosle a María Santísima que nos acompañe en nuestro caminar como ovejas del redil santo de Dios, y que acompañados por su protección maternal podamos un día llegar todos juntos como una misma Iglesia a gozar de la morada eterna que nos ha preparado el Padre desde la Eternidad.

Querido miembro de la familia dominicana, gracias por acompañarnos en nuestras reflexiones semanales de la Palabra de Dios, y te invitamos a llevar todas estas consideraciones a la práctica, pues es ahí donde tendrán verdadero sentido.

Que nuestro padre Santo Domingo de Guzmán interceda por cada uno de nosotros. Amén.


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