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"Al que da fruto, lo podan para que dé más fruto"

|  abril 28 de 2024  | Por: Fr. Alejo Parra Arenas, O.P. | 

Estimados hermanos…

El evangelio comienza con una afirmación contundente de Jesús: "Al sarmiento que no da fruto, lo cortan, lo arrancan, lo echan al fuego". Esta declaración inicial refleja un principio de naturalidad y lógica evidente en la agricultura. Sin embargo, Jesús añade una capa más profunda de significado: "Al que da fruto, lo podan para que dé más fruto". Esta observación nos lleva a reflexionar sobre el proceso de la poda en las vides durante la época de cosecha.

En el campo, la poda es una práctica común para mejorar la calidad y cantidad de los frutos. Aunque es natural, también implica un aspecto de dolor. Si pudiéramos preguntar al sarmiento cómo se siente durante la poda, probablemente expresaría dolor, porque así es como reaccionamos nosotros también. El propósito de la poda no es solo eliminar partes de la planta, sino prepararla para producir frutos más abundantes y de mejor calidad. Este paralelismo nos invita a considerar nuestras propias experiencias de dolor y pérdida como oportunidades para un crecimiento y desarrollo más profundos.

Estamos frente a una situación en la que nos enfrentamos a ser arrancados de raíz o podados, ambas experiencias dolorosas. A veces duele porque es el final, como lo será al llegar al término de nuestra vida. Otras veces duele porque hemos sido productivos y hemos hecho el bien. ¿Por qué tiene que ser así? Observemos cómo funcionan las plantas en el desarrollo agrícola, donde los campos están más cuidados que antes. Sin embargo, aún encontramos áreas rezagadas. Las vides que no son podadas durante uno, dos o tres años se vuelven silvestres y en lugar de producir buenos racimos de uvas, dan racimos pobres con uvas ácidas. Esto significa que si no se realizara la poda, las cepas que antes produjeron uvas de excelente calidad se echarían a perder y la posibilidad de obtener vino en abundancia sería mínima. la poda es recomendable, preferible y necesaria. ¿Quién no preferiría la poda a ser arrancado de raíz? La poda, aunque dolorosa, permite que nuestras vidas produzcan frutos más abundantes y de mejor calidad, preservando nuestro potencial para un crecimiento continuo y significativo.

Esta es una lección que el Señor da y que las personas de su entorno entendían perfectamente, porque muchos de ellos eran campesinos y aunque no lo fueran, sabían lo que era el cultivo del campo y el cultivo de la uva, una planta típica del mediterráneo. ¿Para nosotros como cristianos en qué nos sirve esto? estamos dando fruto que quizá no es perfecto, como pasa con la viña, pero lo más importante es ofrecer de ese fruto del que Dios se hace dueño a quienes lo necesiten. Si te tienen que podar no te preocupes, es por tu bien, para que des mas fruto y para que no te vuelvas una viña inservible, una cepa salvaje. las pruebas de la vida, las dificultades, las cosas que nos hacen sufrir puede tener un aspecto positivo, pueden servir para purificarnos, para hacernos mejores, para reconocer nuestras faltas y para evitar la tan sufrida soberbia.

Que terrible es ir por la vida de éxito en éxito, que peligroso es y qué difícil debe ser no llenarse de soberbia, no creerse el dueño del mundo y peor aún, no sentirnos necesitados de Dios. Por eso Jesús insiste: “Estad unidos a mí y no os preocupéis” Debemos confiar en Él y sin preocupación alguna, porque el momento de la poda se avecina, eso sí, no se angustien porque el objetivo en este caso es verdaderamente importante, ya que nos dispone hacia un fruto en abundancia que solo se pude recibir gracias al Padre, gracias al campesino.

Dios permite la herida, como el campesino hace la poda. Pero, la particularidad en Jesús es que siempre cura la herida, siempre la sana, no te va a dejar solo y no te va a abandonar. Si existiera la posibilidad de escoger, fácilmente nos iríamos corriendo; no quiero que me poden, no quiero sufrir, no quiero problemas, quiero vivir bien ¿Por qué debo tener una enfermedad? ¿por qué un disgusto? ¿por qué este miedo? No quiero líos, problemas, quiero huir. Sin embargo, el campesino poda la planta con amor, tan solo por su bien. Quédate tranquilo y déjate cuidar. “Alma mía recobra tu calma, que el señor fue bueno contigo”.

Hermanos, basta que confiemos en Dios, que digamos en cada momento: Señor, hay veces en que te entiendo, hay veces en que no te comprendo, pero, señor yo confío en ti y sé que esta poda que ya está o que veo venir, es obra de tu divina voluntad. Dame la fuerza señor, únicamente te pido eso, dame la fuerza para resistir la poda, para seguir dando fruto y un fruto en abundancia.


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