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María, Madre de la Alegría y la Fiesta (7/9)

|  julio 06 de 2020  |  POR: Fray Hernán David VÁSQUEZ AMÉZQUITA, O.P., de la Casa San Jacinto de Polonia, Cúcuta. | 

Muchas veces como colombianos se nos ha catalogado como personas ‘alegres y de fiesta’. Ante esta categorización del colombiano se suscitan preguntas como: ¿Son felices siendo tan pobres?, ¿no le dan importancia a los problemas?, ¿son capaces de festejar si las cosas no salen bien? Lo cierto es que estas preguntas y muchas otras, no pasan desapercibidas para los colombianos, pues, la pobreza, los problemas y las cosas que no salen bien siempre están en el día a día de nuestra vida. Ante estas preguntas no hay que volcarse en reflexiones o análisis tan profundos. El colombiano es alegre y festeja porque prefiere vivir en la alegría y no en la tristeza, en la fiesta y no en el luto. Esta actitud es la capacidad que recorre nuestras venas para levantarnos siempre, asumiendo que hay dificultades y adversidades que se nos presentan en la vida.

La ‘renovación’ del lienzo de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá nos ayuda a comprender lo anterior. Un lienzo religioso que por los golpes de la vida perdió su razón de ser, terminó siendo utilizado profanamente como herramienta de trabajo, pero ardió, se ¡RENOVÓ!, negándose así a tener ese triste final. De la misma manera el colombiano se niega a tener otro fin que la pobreza, los problemas y las cosas que no salen bien. Esta fuerza renovadora hace parte de la vida del colombiano que sufre, que no se siente derrotado, que se levanta y pone música a todo volumen, que sonríe no como el payaso sino que lo hace desde lo más profundo de su corazón luchando por encontrarle sentido a su vida, que se esfuerza por ver el lado bueno de lo que acontece. La Virgen María que es la “Madre de la Alegría y la Fiesta” nos impulsa a encontrar caminos de renovación, de resiliencia, pues, así como en las Bodas de Caná animó a Jesús para que la fiesta no acabara, así nos anima a nosotros a vivir la alegría y la fiesta desde el latir de nuestro corazón.

Hoy que nos encontramos viviendo un momento en que la parranda y la pachanga a la que estamos acostumbrados se ven amenazadas, se nos presenta la Virgen María diciendo “Sí” a la promesa de la alegría, fiesta, encuentro y gozo de Dios que nos ama y quiere nuestra Salvación. Ella nos recuerda que no se trata de ausencia de problemas y cosas que no salen como lo esperábamos; nos afirma que la alegría y la fiesta es un estado que late en el corazón y es producido por el encuentro con Jesús y con aquellos que amamos. Ella nos recuerda que renovarnos es aceptar a Jesús en nuestras vidas para que toda pobreza física o espiritual, todo problema y toda cosa que no sale bien, encuentren alivio en aquel que quiere encontrarse con nosotros.

Madre de la alegría y la fiesta, vibra tu presencia en nuestra empresa, de caminar por el mundo asumiendo la tristeza, de renovar nuestro corazón con firmeza, para que ante las dificultades y problemas, nuestro corazón salte de alegría y celebre con fiesta. Que tu Hijo que nos da la certeza de que con Él nuestra vida es una fiesta, nos conduzca al encuentro de la belleza, que la vida aunque nos presenta algunas flaquezas, nuestro corazón con sus latidos nos llama a la entera certeza, de que contigo la esperanza es promesa siempre de alegría y fiesta. Amén.


Reflexiones del Tiempo Ordinario 2020